viernes, 11 de septiembre de 2009

Ella no es lo mismo.

Oí como caían las gotas de lluvia en el pavimento escarchado, deshacian el hielo y afloraban los minusculos brotes de pasto y flores. Me sente en la ventana a mirar como la gente corría de un lado a otro, como si la lluvia los quemara, los dañara o fueran de tierra y polvo, listos para convertirse en un barro sucio y espeso. Algunos llevaban groseros paraaguas y otros simples gorros de algodón, veía la uniformidad de colores, grises y negros, la escala cromática oscurecida, hasta que paso Ella, ni tan alta ni tan esbelta... colorida, alegre, miró hacia el cielo y abrió sus labios, dejo entrar unas gotas de agua en su boca, hizo un movimiento pendular desalborotando su cabello y me enamore, de primera vista como tantas veces dije que no sucedia en la vida. Quede atónito, estúpefacto, ensimismado y cuanto sinónimo de asombro exista.


Dos días después, amanecí con la garganta apretada y con Ella a mi lado, acariciando mi cabeza, peinando mi cabello, haciendo trenzas y jugando como una pequeña, luego me miró, rió y desapareció, se perdió entre mis parpadeos y cuando me desembobe de un largo sueño, lo único que no había desaparecido era el nudo en mi garganta, un nudo apretado lleno de angustia y preocupación ¿por qué? por Ella, evidente.
Me bañe extensamente, deje que el agua tibia relajara mis musculos y limpiara mi alma (siesque existe), derrepente el agua salió fría y congelo mis piernas y brazos, mi pecho frío y triste se resistió a sentir dolor, sali de golpe de la bañera y tropece, cai a las ceramicas frías y me quede dormido. Cuando despertaba nuevamente Ella estaba ahí, con la toalla entre sus manos, diciendome que me levantara, que el piso estaba helado y que me enfermaria, así fue, senti un líquido denso bajar por mis fosas y llegar hasta el contorno de mi boca; mis piernas y brazos coordinadas se levantaron al unísono y cogieron la bata azul que estaba colgada en la puerta.


Me enfrete a la estufa y deje que mi cuerpo se entibiara lo más posible, me puse un abrigo, una camisa, los pantalones, ropa interior y los zapatos (no en ese orden), enrrolle mi cuello con una bufanda gruesa y sali, baje los cinco pisos por las escaleras y cuando estuve en la fría interperie me desmorone, mis rodillas tocaron el suelo y mis brazos se enroscaron a través de mi pecho, me recorrió una amarga sensasión -el metal frío de una pistola en mi sien no me causaba malestar-, cayeron unas lágrimas creadoras de lodo, sentí un brazo tímido en mi hombro que me dijo "¿qué sucede?", levante con penuria la cabeza (la sentia pesada y como si no me perteneciara) y mire hacia el frente, antes de ver lo supe, era Ella... no, no lo era, simplemente una mujer guapa, alta, esbelta, de tez blanca y carisma envidiable, volvió a decir "¿qué sucede?". La mire de frente, me pare de mi patética situación y susurre: Nada, siempre es nada.

Subí, cobardemente, a esconderme en mi madriguera alfombrada y decidi lo más saludable, busque un vaso corto y ancho, agregue dos hielos y servi wisky hasta la mitad, me sente en el balconcito que daba a la calle y comence a ver pasar el mar humano-despersonalizado y ahora nadie se sorprendera de lo que sucedió, la vi pasar veloz, hice unas muecas y movimientos exágerados para llamar su atención, demoré en encontrar las llaves y cuando abri la cerradura del apartamento me asomé y Ella estaba tras mi puerta, me sonrió y dijó "¿qué sucede?", balbucee, tartamudee y escupi un "nada" incomprensible. Rió y me comentó que era muy temprano para beber, asomó su cabeza por sobre mi hombro y vió la botella de wisky, "y además un trago fuerte" me dijo. Me decise en explicaciones burdas y Ella a carcajadas me sugirió que le invitara un trago... ¿lo hice?... cuando desperte, con un dolor de cabeza y culpa, mire hacia los lados, vi la botella vacia y yo vestido, no había sucedido nada, no sabía si fue un delirio alcoholico o realmente Ella estuvo ahí, de lo único que tenía certeza era mi dolor de cabeza y mi ligera deshidratación.

Perdí la noción de las horas, de los días, no creo haber llegado a los meses, pero no hacia nada, mi trabajo era ser un mantenido de mis padres y lo hacia excelente. Decidi tomar una ducha y luego me preparé un café, lo serví y preferi salir a tomar desayuno a un lugar más central, llegue a un lindo coffebar y pedi un desayuno Vienés (tartaleta de frutos de estación y café cortado con crema espesa), ¡sorpresa! la mesera era aquella mujer que me había ayudado aquel día que me desmorone en la acera. Me preguntó como me encontraba, se acordaba de mi y yo la encontre más bella que nunca, le dije que la invitaba a sentarse conmigo para charlar uno o dos café, negó con un movimiento corto de cabeza y me dijo que estaba trabajando y no podía hacer vida social con los clientes. Comi parte del pastelillo y bebi parte del café, cuando pedi la cuenta, deje el cambio que era una propina considerable y me marche, al momento de cruzar el umbral de la puerta senti una llamada "señor su boleta" la recibi y la arruge, cuando estuve frente al basurero decidi mirar la cuenta y note que había un número de telefono y decía -Si la invitación aún está vigente mi nombre es Francisca-

Al estar en mi hogar nuevamente, me recoste sobre la cama y marque el número que me entregaron pregunté por Francisca y le conte que era el tipo del café, me explico nuevamente lo de los clientes y trabajadores. No sé cómo, con qué pretexto la invite a cenar el mismo día, a se me olvidaba soy Javier, mucite. Ordene las cosas, sali a comprar una botella de wisky y algunas cosas para preparar.

Sonó el timbre dos veces seguidas, de forma breve cada una de ellas. Era Fransisca, se veía radiante, la invité a entrar, cenamos, charlamos, bebimos, besamos, dormimos, despertamos juntos y fue estupendo, sentir la blancura de su piel, no virgen pero si bastante pura sobre mi piel (no virgen ni pura).
A la mañana siguiente despertamos, nos besamos como enamorados de por vida y le sugeri comer algo, tenia un apetito voraz, ella aceptó y nos abrazamos entre tostadas y té.

Pasamos varios días así, yo iba a desayunar al coffebar y ella venía a cenar a mi departamento (madriguera alfombrada). Al tiempo las cosas cambiaron de dirección y terminamos dicendonos "mi amor". Cuando Fransisca se iba yo pensaba en Ella (no en Fransisca sino en Ella), pero era cada vez menos frecuente e intenso.


Un día me dio pereza levantar y no fui a desayunar al café de siempre (el café de Fransisca lo llamaba yo), cuando fue la hora de cenar Fransisca no apareció y al día siguiente sucedió igual, pasaron dos o tres días iguales y sonó el timbre a la hora de la cena, abri la puerta y era Ella, me dijo "puedo pasar" de forma más imperativa que nunca. La deje pasar y cuando estuvo adentro se abalanzó sobre mi, nos besamos largas horas y sonó el timbre nuevamente fui a abrir la puerta y era Fransisca, no sabia que decir, no había intimado con Ella (la otra mujer) pero estaría en mi habitación y sería incómodo, Fransisca se dirigió al cuarto de baño y yo entre a mi habitación para ver como solucionar el problema, cuando llegue no había nadie, la cama estaba estirada y me intrigue de sobremanera. Espere largo rato que Fransisca saliera del baño y cuando lo hizo fuimos a mi (la) cama, entramos a la pieza y al abrir la puerta, vi abyecto que Ella estaba a los pies de la cama desnuda y giñó un ojo, Fransisca pareció ignorarla y nos recostamos, nos comenzamos a besar y Ella estaba ahí, me miraba y hacia ruidos orgasmicos mientras yo amaba a Fransisca, Ella comenzó a besarme desde abajo hasta llegar a mi boca y Fransisca no se inmutaba, fue extraño, fue distinto, fue fabuloso.
A la mañana siguiente desperte con una mujer a cada lado, como todo un Cassanova, fue raro, fue una fantasía echa realidad.

Pero cuando frote mis ojos para sacar las legañas pegadas y poder ver lo real, lo que vi fue demasiado cruento y ácido Fransisca no estaba, Ella la había espantado. Ella estaba acostada y tapada hasta donde comenzaban sus senos, la mire y no la desee. Ella era mi inseguridad, mi miedo a el amor, toda mi cobardia en un cuerpo no tan alto ni tan esbelto y me hizo perder a Fransisca (la secuestró, se la llevó y la escondió). Fransisca que era mi vida, hice lo más sensato "la situación del frío de un revolver en mi sien no me parecia del todo descabellada"

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